Por: Diego Mezarina Gonzàlez.
Cual zombi de Romero, el oficial tantea la sala del domicilio con una expresión lúgubre y pasos torpes. Su aspecto lastimero y permanente silencio confunden a Sara, quien sin guardar precaución baja la guardia y se aproxima a él. El agente reacciona. Ciego y con un racionamiento acaso elemental, este ve en la gestante a una agresora, sosteniéndola así por el cuello y propinándole brutales golpes en el vientre con su garrote.
Cual zombi de Romero, el oficial tantea la sala del domicilio con una expresión lúgubre y pasos torpes. Su aspecto lastimero y permanente silencio confunden a Sara, quien sin guardar precaución baja la guardia y se aproxima a él. El agente reacciona. Ciego y con un racionamiento acaso elemental, este ve en la gestante a una agresora, sosteniéndola así por el cuello y propinándole brutales golpes en el vientre con su garrote.
La placenta se precipita contra el
suelo, el retoño se retuerce adolorido al interior de su madre. El horror
físico alcanza entonces un nuevo y nefasto pináculo ante los ojos del
espectador. La vida misma, como concepto esencial,
pierde completo valor en beneficio de lo cáustico y lo morboso. Un visceral y
sanguinolento espectáculo violentista, amparado en la impecable interpretación de los actores involucrados.
Ya a merced de su atacante y resaltando
así el toque trágico/irónico del presente epílogo, Sara es auxiliada por La Dama. En frenético y audaz arranque, la ahora
casi minusválida mujer ejecuta una certera ofensiva en contra del oficial,
perforándole un costado y luego el centro del pecho con una improvisada lanza
de metal, dejándolo así en una dolorosa agonía.
Sara se arrastra en dirección a las escaleras, más por acto reflejo que por propia voluntad. Este último ataque ha precipitado su embarazo a la etapa misma del parto.La Dama de Negro se aproxima hacia ella una vez más. No obstante, su atención está centrada ahora en rescatar al prematuro y vapuleado infante. Sara, resignada a su suerte, se somete así a los deseos de La Dama, quien provista de su herramienta predilecta (un par de afiladas tijeras), ejecuta sin mayor reparo una improvisada cesárea casera.
El corte es raudo y prominente. Los
gritos de Sara no se dejan esperar. Litros de sangre escurren por los escalones
de manera generosa. A continuación, un fade a negro, lo peor ha pasado. No existen más fronteras por
transgredir en esta historia, la incólume voluntad de La Dama ha prevalecido
finalmente, aunque a un alto costo.
Música de cuerdas (violines y chelos)
acompañan ahora la última escena. La tonada es melancólica, con un dejo de
tragedia. El encuadre final, es iluminado exclusivamente por una luz rojiza y
cenital, la cual delimita su rango hacia la presencia de La Dama y el hijo de Sara. Llantos de bebé se dejan escuchar, pero
la rigidez del pequeño parece suponer que estos no son sino efectos de sonido, adjuntos a la banda sonora del film,
cual sádico enigma respecto al verdadero estado del recién nacido.
Cierre
de Reseña:
He aquí una extensa, pero justificada reseña de A l'intérieur.
Una cinta impecable en su factura técnica y actoral, una célebre oda a lo extremo y lo visceral, con una propuesta que, pese a lo impactante de sus imágenes, no peca de gratuita, efectista o morbosa. Y es que, más allá de la violencia y el asedio tormentoso del cual es víctima la protagonista, lo que termina por calar en la conciencia del espectador, son las verdaderas motivaciones de La Dama de Negro. Aquel deseo casi patológico de venganza y retribución, ante una maternidad que le fue abruptamente interrumpida.
Una cinta impecable en su factura técnica y actoral, una célebre oda a lo extremo y lo visceral, con una propuesta que, pese a lo impactante de sus imágenes, no peca de gratuita, efectista o morbosa. Y es que, más allá de la violencia y el asedio tormentoso del cual es víctima la protagonista, lo que termina por calar en la conciencia del espectador, son las verdaderas motivaciones de La Dama de Negro. Aquel deseo casi patológico de venganza y retribución, ante una maternidad que le fue abruptamente interrumpida.
Dato curioso,la mayoría de armas
seleccionadas para el sangriento duelo entre Sara y La Dama, no son
los ya estereotipados y fálicos
cuchillos, hachas o estiletes; propiedad casi exclusiva de los serial killers (Jason, Michael Myers y
Cía.), sino más bien artículos del hogar, como lo son las tijeras, palos de
tejer, un Espray de limpieza, incluso una tostadora. Saludable recambio en todo
caso, y pertinente además con el entorno en el cual se desarrolla la trama.
Respecto a la interpretación o performance actoral. ¿Qué puedo decir?,
sublime, brillante, impecable. Este es sin duda un perfecto ejemplo de lo que
se puede lograr en un film (independientemente de su género) si se logran
confluir actores (actrices en este
caso) de excelente nivel, con una dirección
acertada. Son también para destacar las
cualidades técnicas de la cinta, como parte esencial de este andamiaje cinematográfico.
Ya sea la fotografía, cual optimo
recurso para el enrarecimiento de la atmósfera (aquellos entornos cálidos y
verdosos). Los destacados efectos en maquillaje, encuadrados con explícito. O
la banda sonora, la cual ejecuta con envidiable precisión y armonía, tonadas que
van desde lo sutilmente emotivo, a lo puntualmente perturbador.
Más allá de una referencia directa con el film La Mano que mece la cuna (Curtis Hanson – 1992), uno de los pocos puntos en contra de A l'intérieur, se remite a un hecho en particular: la forzosa
coincidencia de juntar en aquel trágico accidente automovilístico a dos mujeres
gestantes (Sara y La Dama). Resulta poco creíble que Sara, teniendo al lado a su pareja, haya
preferido estar al volante pese a lo avanzado de su estado. En todo caso, dicha
decisión convalidaría las exiguas credenciales
maternas del personaje, así como también la dominante imposición del género femenino a lo largo de todo el
relato.
En fin, no son muchos los
realizadores que se aventuren a abordar temáticas de este tipo. De ahí la
expectativa que la cinta de Rodríguez ha generado en este servidor. Desde ya, saludo el atrevimiento. No es muy común
ver un Thriller made in Perú en
cartelera, por lo que me comprometo a estar en primera fila para el próximo
estreno de “El Vientre” (13 de Febrero), lápiz en mano y dispuesto a dar una
opinión objetiva.
Hasta la próxima… ¡Vean cine!
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