TIERRA EN LA LENGUA: Es un filme que transita entre la ficción, el falso documental y el documental mismo. Don Silvio es un anciano rudo, testarudo, grosero, machista, mujeriego y violento. Ha vivido toda su vida según su propia ley: maltratando a su mujer y su descendencia, regando los campos de hijos y mujeres, bebiendo y no obedeciendo órdenes de nadie. Pese a ser un compendio de todo lo abominable Don Silvio ejerce un extraño magnetismo entre quienes lo rodean y con el espectador. Es como esos payasos que hacen reír y al tiempo dan miedo, dice la ya difunta abuela, rescatada en videos caseros para la película. Ahora, cuando ve cercana su muerte decide llevarse dos nietos citadinos a la finca para esparcir las cenizas de la abuela y repartir las tierras con la única condición de que lo ayuden a morir, algo que no quiere hacer solo porque “suicidarse es de maricas”, dice. Entre música, porros y tiempo, mucho tiempo para la meditación, los nietos se ven por primera vez con poder frente al patriarca de la familia y deciden, en lugar de ayudarlo, prolongar su agonía en una especie de venganza que por instantes se torna sangrienta.
CONDUCTA: La película presenta a "Chala", un niño de 11 años de edad, que vive en un barrio de La Habana, con su madre drogadicta, y cuyo sustento económico es entrenar perros de pelea. Carmela es su maestra de sexto grado, y por la cual "Chala" siente un gran respeto y admiración, pero al ésta enfermar y ausentarse a las clases por varios meses, es sustituida por otra, que incapaz de controlar la situación de "Chala", lo envía a una escuela de conducta. Al regresar a las clases, Carmela se opone a esta medida y otras situaciones que han ocurrido durante su ausencia a las aulas. Esto pone en riesgo la permanencia de ella en la escuela, todo ello mientras la relación con "Chala" se hace cada vez más fuerte.
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