Una cinta de… “Viejos amigos”
Tercera y entusiasta entrega de Stallone, Arnold y
compañía, quienes unen fuerzas nuevamente, para complacencia de su vasta, leal
(y permisiva) legión de fanáticos.
Y es que se hace
menester, previo al inicio de la función, el activar nuestro chip nostálgico, no en alusión a una
deficiente puesta en escena o escasa prestancia técnica. Muy por el contrario, son
puntos a destacar en la cinta su trepidante corte de edición y una más que
eficiente post de sonido. No obstante, mi crítica gira alrededor de un hecho
innegable… la fórmula que hizo de esta franquicia un rotundo éxito,
está empezando a tornarse, irremediablemente, en una propuesta con poco de
original y un tanto añeja.
Si bien los primeros 20 minutos captan de lleno la
atención, tras el impresionante rescate y posterior reclutamiento del bizarro y
letal Dr. Muerte (Snipes), la línea
argumental se torna súbitamente plana y predecible, forzando así un escenario
melodramático que el buen “Sly” no fue capaz de interpretar con convicción. El tema central de la cinta, más allá de la amenaza
encarnada en el traficante de armas Conrad
Stonebanks (Gibson), no es otro sino el RECAMBIO,
el impostergable pase de antorcha entre la “vieja guardia” (Statham, Lundgren,
Snipes, Couture) y “los nuevos talentos” convocados por el incansable Barney, en pos de saldar cuentas con
quien fuera co-fundador de su equipo de mercenarios (Gibson / Conrad).
Pero he aquí el mayor punto débil de Expendables 3, los convocados. Con excepción de la blonda e impactante RONDA ROUSEY
(actual campeona de la UFC), el resto de aspirantes
(Lutz, Powell, Ortiz), poco o nada aportan al universo bélico de la saga,
tornándose más en indolentes comparsas que en auspiciosos prospectos para el género (tan urgido ya de nuevos rostros).
Retomando en el antagónico (Conrad), conversaba a la
salida de la función de prensa con un colega y este manifestó que Gibson fue,
literalmente, desperdiciado por el director (Patrick
Hughes). En parte, concuerdo con dicho comentario.En efecto, pudo
habérsele dado una mayor profundidad al personaje de Mel, algún tipo de
complejidad que lo aleje del saturado cliché asociado al villano de corazón
frío, actitud implacable y espíritu codicioso.
Respecto a la
participación de Ford (Drummer), no hay mucho que decir. Un tanto apático, un
tanto soso. Si por el contrario, es de destacar el aporte de Banderas (Galgo),
quien en base a un incesable repertorio lúdico se roba parte del show, al mejor
estilo del Loco Murdock en los “Magnificos”. Loable y por demás, entrañable.
El cierre de la
película, cumple también en su objetivo de impactar y cautivar a los amantes
del género. Generosas cuotas balísticas e incendiarias, explosiones à la carte, derrumbe de edificio
incluido y con el inevitable confortamiento entre Barney y Conrad. Sin embargo, como ya
se precisó, es necesaria una vuelta a la
tuerca respecto a la premisa argumental, una que no peque de previsible y
complaciente. Tal vez cintas como Kill
Bill, Sin City o The Watchmen
serían buenos referentes para el buen Sly. Bueno, eso y unas gotitas de formol
para el resto de su esforzado team.
Eso sería todo
amigos. Parto ahora rumbo a un nuevo estreno. Y claro, para no desentonar con lo visto en LOS
INDESTRUCTIBLES, que mejor que observar a Don Ricardo
Blume, Carlos Gassols y Enrique Victoria, otro grupo de “Viejos Amigos”…
y de armas tomar.
¡Vean cine! (y si es NACIONAL, mejor)..... El Diego.
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