OPINIÓN] A primeras horas de la tarde, a través de mi cuenta de Twitter, me expresé acerca de la nueva (ya no sé qué tanto) e implícita (cada vez menos) relación entre a la crítica cinematográfica y el cine peruano de autor.
Podría decir que estoy confundido, pero en verdad no lo estoy. La cosa está clara y es por ello que me animo a manifestar algo.
En un puñado de tuits, dije más o menos lo siguiente:
1. Algo que está pasando con la crítica de cine en el Perú post "Asu Mare", es que está tratando con empalagosa dulzura al fallido cine peruano de autor.
2. Así como pasó en su momento con Viaje a Tombuctú o El elefante desaparecido, Climas está recibiendo el franelón de la crítica especializada.
3. Yo sé que ahorita muchos están con el rollo "apoyemos el cine peruano no-comercial". ¿Pero esa actitud franelera no se criticaba años atrás?
4. Cuando una generación de nuevos críticos cuestionaba tal actitud a los mayores... Veo que el ciclo se repite y ya todo es palmadita al hombro.
5. O sea, ¿Machín, Carlotta y Chato Barraza son "aghh"; pero La novia del Libertador, Climas, Viaje a Tombuctú, "pucha qué sensible"? Película mala es película mala y listo.
6.Porque se está empezando a ver las películas según sus (buenas) intenciones. Cuántos pasos atrás estamos dando en ese sentido.
7. Creo que la crítica cinematográfica peruana no supo asimilar la llegada del cine chapucero y se puso a la defensa irreflexiva del cine de autor porque sí. Como una cuestión de atrincheramiento.
8. Definitivamente es un tema que necesita desarrollo, pero uno caliente. La generalizada complacencia no sé qué de bueno pueda traer.
No creo que la crítica deba ser necesariamente un formato intelectual de promoción de ciertos filmes ni de demolición de otros, sino una conversación rigurosa entre el analista con el cineasta. Porque se nota cuando el reseñista conduce su texto por la vía del pacifismo o de la patería (que no es lo mismo, pero ambas posturas conviven en el medio peruano) y ello incomoda al lector. Y claro, pues no podemos ser amigos de la liviandad.
Si la crítica no fuera el máximo ejercicio de libertad de la cinefilia, entonces no valdría la pena. Por lo tanto, nadie quiere leer párrafos y párrafos de desapasionamiento. Que no se utilice la tan jurada objetividad como coartada del pechofriaje analítico. Y es que para todo hay que sudar.
Si bien el cine es arte de masas, ello no impide que dentro de esa gran masa cada uno pueda tener su propio brillo. Para decir o gritar en cuanto creemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario