Kingsman, el circulo dorado. ESTRENO 28 SETIEMBRE.
Cuando “Kingsman: El Servicio Secreto”, de Matthew
Vaughn, se estrenó a principios de 2015, varias cosas sucedieron. Primero, le
presentó al mundo a los ‘Kingsmen’, una organización de espionaje británica
independiente y autosuficiente, dedicada a salvaguardar al mundo mientras se
ven como si acabaran de salir de la ventana del frente de una tienda de Savile
Row —gracias a que se hacen pasar como sastres de lujo. Conocimos a Harry Hart,
también conocido como Galahad, un caballero cortés interpretado por Colin Firth
con gracia y encanto, con la habilidad de empuñar un paraguas letal. También
estaban Merlin (Mark Strong), el fastidioso gurú tecnológico escocés de la
organización; Chester King, también conocido como Arthur (Michael Caine), un
líder con un lado siniestro; y Roxy (Sophie Cookson), una entusiasta recluta
nueva. Y, por último, aunque no menos importante, Eggsy (Taron Egerton), un
chico de un barrio bajo que, al ser reclutado, queda bajo el ala de Harry, y que
a final de cuentas se convierte en un auténtico Kingsman, con todo y la tosquedad
requerida.
Trailer: https://youtu.be/abHSKrXaUh0
En
segundo lugar, fue una película de acción sin restricciones y de una
creatividad ilimitada, que jugó con y trastocó los convencionalismos
establecidos por mil películas de espías que le antecedieron, una vez una vez que Vaughn y la coguionista Jane Goldman pasar como sastres de lujo. Conocimos a Harry Hart,
también conocido como Galahad, un caballero cortés interpretado por Colin Firth
con gracia y encanto, con la habilidad de empuñar un paraguas letal. También
estaban Merlin (Mark Strong), el fastidioso gurú tecnológico escocés de la
organización; Chester King, también conocido como Arthur (Michael Caine), un
líder con un lado siniestro; y Roxy (Sophie Cookson), una entusiasta recluta
nueva. Y, por último, aunque no menos importante, Eggsy (Taron Egerton), un
chico de un barrio bajo que, al ser reclutado, queda bajo el ala de Harry, y que
a final de cuentas se convierte en un auténtico Kingsman, con todo y la tosquedad
requerida.
En
segundo lugar, fue una película de acción sin restricciones y de una
creatividad ilimitada, que jugó con y trastocó los convencionalismos
establecidos por mil películas de espías que le antecedieron, una vez que
Vaughn y la coguionista Jane Goldman elaboraron un brebaje dinámico, divertido y con
sorpresas en todo momento, que rompió las reglas de manera constante y nos
ofreció cosas que nunca se habían visto en una película comercial. Desde una
secuencia de acción emocionante que se desarrolla en una iglesia, hasta una
escena donde docenas de cabezas estallan ante los compases de “Pomp &
Circumstance”, de Edward Elgar.
Tercero,
las audiencias de todo el mundo disfrutaron la mezcla de emociones que brindan
los espías tradicionales con giros brillantes, nuevos e inesperados. “Kingsman:
El Servicio Secreto” recabó más de $400 millones de dólares en la taquilla
mundial, y sentó las bases para una secuela. Esa secuela es “Kingsman: El
Círculo Dorado”, en la que Eggsy y los Kingsmen regresan para hacer mancuerna
con una organización estadounidense, con la finalidad de combatir a un villano
megalómano e iluso, que tiene maquinaciones para adueñarse del mundo. Y le presentó a Vaughn —un hombre que ha
rejuvenecido con aplomo las películas de gánsteres, de superhéroes y de la
fantasía— el reto de su carrera.
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