martes, 23 de julio de 2013

Los Pàjaros , de Alfred Hitchcock.

Por: Gisella Gastiaburu Barthé.

Una de las películas más populares de la impresionante carrera del maestro británico, El film, basado en un relato de la escritora Daphne du Maurier, acierta en las escenas de ataque de los pájaros. Los pájaros supone una cierta revolución dentro de su género. No cabe duda de que es una de las mejores muestras de como usar el sonido como vehículo para crear tensión al espectador, en ocasiones impalpable o en off (las escenas del ataque desde fuera de la casa, en donde mediante el sonido se nos describe el ataque y que se recurre al mutismo tanto de diálogos como en la música, solo con efectos sonoros supervisados por Bernard Herrmann, para dotar a la escena de cierta atmósfera e incertidumbre) y, en otras, explícita y salvaje (el ataque a la salida del colegio). 

El film no está exento de las obsesiones sádicas y sexuales del maestro. Encontramos a una protagonista rubia y a otra morena, ambas casualmente enamoradas del mismo hombre (Rod Taylor), denotando más deseo que amor en sus relaciones lo cual se ve desprendido por sus personajes. También no falta en esta ocasión la madre que lucha contra su soledad y convierte ello en sobreprotección a su hijo, egoísmo y un profundo miedo a un futuro incierto sin él. El encuentro con el hombre fallecido al cual los pájaros le han arrancado los ojos, es un ejemplo de toque sádico o gore (por decirlo de alguna manera) del film. 




Los Pájaros no solo contiene una buena historia, sino un enorme guión, con personajes mucho mejor perfilados y construídos de lo que parece y que aborda temas tan interesantes y abstractos como la soledad, el amor, el cariño, la ternura (sobre todo con el personaje de la niña), los celos, el cazador cazado (el ser humano) o la presa convertida en amenaza (las aves). El final del film es tremendamente poderoso en el ámbito visual e incierto pues no se nos explica como concluye la historia, Los pájaros es una obra apasionante donde el gran Alfred Hitchcock da rienda suelta a su constatada habilidad para inquietar al espectador, con un virtuosismo técnico solo a altura de los mejores directores.


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