lunes, 19 de agosto de 2013

17º Festival de Cine de Lima : Heli, de Amat Escalante.

Por: Gisella Gastiaburú Barthé

La historia de un joven trabajador mexicano atrapado de repente en un enredo con varios kilos de cocaína de por medio tiene sí momentos que de tan logrados destacan de más entre el resto de la narración. Sin embargo, hay que resaltar que esos momentos son aquellos en los que los ya escasos diálogos de esta película son prácticamente inexistentes, aquellos en los que la fotografía (o los acentos visuales de la cámara de Lorenzo Hagerman) nos desatascan de las actuaciones típicamente estáticas y que hacen parecer erráticos a los actores de Escalante.




El impacto visual antes que generar reflexión que, por otro lado, choca de frente con la invalidez emocional de sus personajes que, a manera de remate, deja marca con esa eterna mirada al horizonte (incluso en interiores) con que Escalante castiga siempre a sus personajes. La historia está ahí, la narrativa cinematográfica se hace presente a veces de manera interesante, pero justo por la invalidez emocional mencionada es que al final de Heli, cuando el enredo se encuentra en su momento más candente, Escalante suelta a su protagónico y lo hunde en un mar de reflexiones frente al televisor que podrían ser interpretados (junto con la famosa escena de la tortura) como metáforas mal desarrolladas o demasiado sutiles para dejar, ahora sí claro, su punto de vista. 

“Esclavo y amo” es el tema de la película en voz de los pasteles verdes (grupo peruano) tono  pop casi tétrico Sin embargo, después del final desorientado de Heli, la canción define esos dos trozos de la película, el certero, interesante y doloroso planteamiento, contra un desenlace que personalmente no encaja, que se dispersa en ese horizonte gris en que Escalante (Izq) acomoda a sus personajes maltratados.






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