miércoles, 23 de enero de 2013

Pròximo estreno 31 Enero 2013: Lincoln, de Steven Spielberg.

12 NOMINACIONES AL OSCAR®


 MEJOR PELICULA,MEJOR DIRECTOR – STEVEN SPIELBERG, MEJOR ACTOR PROTAGONISTA – DANIEL DAY-LEWIS, MEJOR ACTOR SECUNDARIO – TOMMY LEE JONES, MEJOR ACTRIZ SECUNDARIA  SALLY FIELD,MEJOR GUIÓN ADAPTADO, MEJOR FOTOGRAFÍA, MEJOR BANDA SONORA, MEJOR MONTAJE, MEJOR DISEÑO DE PRODUCCIÓN, MEJOR VESTUARIO, MEJOR SONIDO 
  

“Si la esclavitud no está mal, entonces nada está mal”.
—Abraham Lincoln, en una carta con fecha de diciembre de 1865



En los últimos cuatro meses de la vida y presidencia de Abraham Lincoln, toda la esencia del hombre —su pasión y su humanidad— cobró efecto en su batalla más importante: diseñar un camino hacia el progreso para una nación resquebrajada, contra abrumadoras probabilidades y una presión pública y personal extremas.“Lincoln”, de Steven Spielberg, brinda un análisis íntimo de los momentos más peligrosos y reveladores del líder estadounidense, en una época cuando se abate la aciaga sombra de la esclavitud y cuando un país dividido por la guerra debe integrarse.   

Un prolífico drama humano se genera cuando Lincoln incrementa significativamente el riesgo para finalizar la devastadora Guerra Civil, no sólo al acabar con la guerra, sino también al luchar por conseguir que aprueben la Enmienda 13, para así abolir permanentemente la esclavitud. Será un auténtico acto de valentía nacional. Deberá apelar a toda su pericia, valor y fortaleza moral, que lo llevarán a convertirse en una leyenda. Lidiará con el impacto que sus acciones tienen en el mundo y en aquellos que ama. Pero lo que yace bajo ese equilibrio es lo que siempre le importó más a Lincoln: inducir a la gente norteamericana, y a aquellos en su gobierno de creencias opuestas, a cambiar el curso y aspirar a más, hacia un bien mayor para toda la humanidad.


Llevada a la pantalla a través de un guión del ganador del Premio Pulitzer Tony Kushner, la narrativa rigurosamente humana de Spielberg y la actuación de Daniel Day-Lewis, quien encabeza un consumado reparto, la película lleva a las audiencias directamente al corazón y alma de los últimos logros de Lincoln. El Lincoln que emerge es un hombre de paradojas incautas: divertido y solemne, un narrador pícaro y un feroz cabildero, un comandante astuto y un padre vulnerable. Pero en el momento más funesto de su nación, cuando los tiempos necesitan lo mejor de la gente, apela a su interior para extraer algo poderoso e imperecedero.


Twentieth Century Fox y DreamWorks Pictures presentan en asociación con Participant Media “Lincoln”, un filme dirigido por Steven Spielberg, a partir de un guión escrito por Tony Kushner, basado parcialmente en el libro “Team of Rivals: The Political Genius of Lincoln”, de Doris Kearns Goodwin. El reparto de la película es encabezado por Daniel Day-Lewis, Sally Field, David Strathairn, Joseph Gordon-Levitt, James Spader, Hal Holbrook y Tommy Lee Jones.  Los productores son Spielberg y Kathleen Kennedy y los productores ejecutivos son Daniel Lupi, Jeff Skoll y Jonathan King. 


Spielberg se reúne de nueva cuenta con su  antiguo y fiel equipo detrás de cámaras: el director de fotografía Janusz Kaminski, el diseñador de producción Rick Carter, la diseñadora de vestuario Joanna Johnston, el editor Michael Kahn y el compositor John Williams —cuyos talentos se combinan para generar una experiencia visceral y contemporánea de aquel mundo dividido por una guerra, que Lincoln cambió irrevocablemente en 1865.



Encontrando a Lincoln



Desde hace mucho tiempo, Abraham Lincoln ha estado parado en la delgada línea entre el mito y el hombre de carne y hueso.

No obstante, ahora más que nunca, Lincoln ocupa la imaginación pública. Quizás y esto se deba a que su mismísima silueta se ha convertido en un símbolo global de la esperanza de que el poder puede ser ejercitado de manera juiciosa. Quizás porque es el único presidente de Estados Unidos en haber considerado la posibilidad de que el gran experimento de una Unión Americana podía ser abolido para siempre. O quizás es porque su vida misma revela que los seres humanos imperfectos y complejos pueden lograr lo increíble, e inspirar incluso a aquellos que se encuentran atrapados en la guerra y en legados sombríos a cambiar de rumbo y hacer equipo.

           
 La imagen de Lincoln, y su raramente visto pero cautivador lado humano, ha obsesionado al realizador Steven Spielberg desde su infancia. Desde entonces, ha estado leyendo acerca de Lincoln, pensando en Lincoln y convenciéndose cada vez más que la intensamente activa vida del hombre está plagada de historias que no sólo son inherentemente cinematográficas, sino también tremendamente relevantes para nuestra época.  


“Siempre he tenido el interés en contar una historia acerca de Lincoln. Es una de nuestras figuras más fascinantes de toda la historia y de mi vida”, comenta Spielberg. “Recuerdo haber tenido cuatro o cinco años cuando vi por primera vez el Monumento a Lincoln y haber estado terriblemente asustado por el tamaño de la estatua en esa silla, pero entonces me fui acercando poco a poco y quedé completamente cautivado por su rostro. Nunca olvidaré ese momento. Me dejó preguntándome acerca de ese hombre sentado muy arriba de mí en esa silla”.


Con el paso de los años, entre más conocía a Lincoln, más creció ese sentido de asombro en Spielberg. Continúa: “Lincoln guió a nuestro país a lo largo de sus peores momentos y permitió que los ideales de la democracia norteamericana sobrevivieran, además de haber asegurado el fin de la esclavitud. Pero también quería hacer un filme que mostrara cuán multifacético era el hombre. Fue estadista, líder militar, pero también padre, esposo y hombre que siempre estaba en un absoluto estado de introspección. Quería contar una historia acerca de Lincoln que evitara los errores tanto del cinismo como de la pleitesía al héroe, y serle fiel a la inmensidad de quién era y a la intimidad de su vida, así como a los ángulos más delicados de su naturaleza”.   

            
 Le tomaría a Spielberg y al guionista Tony Kushner, quienes colaboraron previamente en “Munich”, una década en encontrar la historia precisa para contar, y la manera en cómo querían narrarla. Y cuando lo hicieron, sorprendentemente, era una historia que se centraba en unos cuantos meses breves e intensos de la vida de Lincoln. Aquellos pocos meses iluminarían la esencia del hombre —como genio político, como un angustiado padre de familia y, por sobre todo, como un defensor valiente de los Estados Unidos de América. 

 


Spielberg comenta: “Nos enfocamos en los últimos cuatro meses de la vida de Lincoln, porque lo que consiguió en aquella época fue verdaderamente monumental. Sin embargo, queríamos mostrar que él mismo era un hombre, y no un monumento. Sentimos que nuestra mejor oportunidad para hacerle justicia a esta persona inmensamente compleja era representarlo en medio de su batalla más difícil: la autorización de la Enmienda 13 en el piso de la Cámara de los Representantes”.


Este concepto compacto y envolvente para la película animó a Spielberg. Iba a requerir,  a la larga, que empleara sus instintos como realizador en un nivel diferente a cualquier otra película que hubiera realizado antes, en su ya de por sí extensamente diversa filmografía.


“Mis películas se cuentan con mayor frecuencia a través de imágenes, no palabras. Pero en este caso, las imágenes pasaron a un segundo plano ante las increíbles palabras de Abraham Lincoln y su presencia”, explica Spielberg. “Con ‘Lincoln’ estaba menos interesado en un flujo de imágenes que en permitir que los momentos más humanos de la historia se desarrollaran frente a nosotros”.


Al desnudar los últimos días de Lincoln hasta sus momentos más emocionantes, pero descarnados, llenos de debate, con maquinaciones políticas, sus vínculos familiares y sus miedos y esperanzas personales, Spielberg y Kushner descubrieron la naturaleza fascinante —e impredeciblemente humana— de la más grande batalla de una democracia. “La película tiene un poco de suspenso”, señala, “y podría, a ratos, hasta verse como un tipo de thriller político”.

Kathleen Kennedy, antigua socia productora de Spielberg, concuerda que la película representa un giro interesante en la evolución constante de la carrera del director. “A Steven siempre le ha encantado la historia y ha realizado muchas películas con un contexto histórico —‘Empire of the Sun’, ‘Schindler’s List’, ‘Saving Private Ryan’—, por lo que creo que comprendió que algunos de los personajes más interesantes provienen de la historia”, indica. “Pero Steven sabía que con ‘Lincoln’ no crearía un película biográfica convencional. En cambio, él y Tony intentaron encontrar la manera más íntima de mostrar el poder de los logros de Lincoln como presidente, a través del análisis del fin de la esclavitud y de otros acontecimientos clave que se llevaron a cabo durante su presidencia”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario