de Luis López Carrasco
Ya la había visto en Bafici 2014 ( Festival Internacional De Cine de Buenos Aires - Argentina) y verla otra vez fue
un aliento diario en mi búsqueda de cine diferente, esta película de Luis López
Carrasco resalta por su formato incandescente y estructura incendiaria. Este
co-fundador del colectivo español los hijos, nos traslada a una Madrid de 1982,
donde todo estaba por cambiar radicalmente. El momento en que el partido socialista liderado por
Felipe González asume el poder en España, dejando atrás el largo y oscuro
período franquista, El futuro recrea de manera destructiva los
recuerdos de ese porvenir inminente y lo hace llevando al máximo el artificio.
El plano inicial, con la pantalla en negro y la voz en off anunciando los
resultados de las elecciones, antecede a la fiesta que tiene lugar en un
departamento donde un grupo de jóvenes, entre los que se observan militantes,
artistas, punks y bohemios, charlan y beben animadamente, celebrando lo que se
deja atrás y preparándose para lo que viene. Lo que hace López Carrasco a continuación es sumergirnos en una de
aquellas fiestas en un departamento cualquiera que en las noches de los fines
de semana se prolongaban hasta la madrugada. Algo parecido a lo que hacía
Almodóvar en sus películas ambientadas en aquella popular movida madrileña pero
de una forma que deviene como más casera e incluso desordenada, donde
escuchamos música de grupos como Aviador Dro, que se entremezcla con los
típicos comentarios que se solían hacer en esas reuniones. Mujeres
que piensan que sentirse superior no es malo y hasta vemos fumadores mamando
teta de la de verdad, todo en medio de cócteles de lo más diverso, con
presencia de gente con distintos gustos sexuales.
Aunque rodada en la actualidad,
el realizador ha empleado equipos de filmación de aquella época en 16mm. La
estructura del film no tiene parecidos a lo que es el cine actual, quizá un
poco sí al documental, y algunas imágenes ralentizadas de los rostros de esos
chicos y chicas son de lo mejor de la película por el simple hecho de decir
tantas cosas sin hablar nada sobre su forma de ver la vida y el momento que se
vivía. El franquismo ya se había acabado, la democracia había sobrevivido a un
intento de golpe de Estado y se respiraban deseos de libertad para lograr un
mundo mejor. Entre las conversaciones también escuchamos alguna sobre el
horroroso terrorismo vasco en plan ciertamente surrealista, como casi todas las
demás.
El futuro está llena de grietas, de
agujeros negros, grietas, sonidos raros de film, aturdimiento estético visual
del bueno, se escucha tema de Héroes de David Bowie, esta película no es un
film cualquiera, nos cuenta con contraste (mujer les da de beber leche de sus pechos
a varios hombres). Y el plano final es un contraste de fiesta desbordada de
color y ruido, llena de psicodelia, rara esperanza, disgregándonos a la España
actual silenciosa, depresiva, casi solitaria anímicamente.
Gisella G. Barthé
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