Por: Victor Loli Schrader.
Historias que solo existen cuando son recordadas, es una hermosa película brasileña de una
concepción bastante mágica pero densa por momentos (Izq: Julia Murat). El filme nos narra que un
pequeño y aislado pueblo en la selva de Brasil se encuentra habitado por un
reducido grupo de ancianos y que llevan una interminable rutina diaria. Un día
Magdalena, la panadera del pueblo, ve llegar a Rita (una joven fotógrafa) al
pueblo, a quien brindará hospedaje en su casa. La presencia de Rita hará que
cambie la rutina diaria de Magdalena, así mismo creará una reacción en cadena
con todos los habitantes del pueblo.
Con este filme debuta en la dirección la cineasta Julia
Murat que con gran habilidad nos adentra en el sentir de los habitantes del pueblo
y nos muestra con su cámara todos los recovecos del pequeño pueblo, dándonos
una sensación nostálgica. Otra cuestión que da este filme es la relación entre
Rita y Magdalena, la primera es una recién llegada que se va complementando
como alguien más del pueblo hasta
convertirse en otro habitante, mientras que Magdalena es un personaje que esta
de salida dando con esto una alegoría sobre la proximidad de la muerte que está
presente en todo el filme.
La fotografía del filme es de un esteticismo increíble que
juega con mucho claroscuro dando la impresión que no se usa luces artificiales,
el sonido también juega un papel importante pues esa combinación de ruido de
ambiente y silencios nos dan la sensación de vacío y muerte que se encuentra
presente en el filme. Las actuaciones están bien dosificadas tanto los profesionales como los no profesionales.
Con un guión bastante bueno y redondo, pero el mayor problema del filme es que
es bastante lento y repetitivo. Buen debut para la directora Julia Murat que apuesta por la
emoción sencilla y su muy buen ojo para los detalles. Un filme mágico y sin pretensiones,
donde encontramos presente los temas de la muerte y la memoria magistralmente
unidos, una gran película para recordar.
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