jueves, 13 de septiembre de 2012

Hubo una vez un verano (Summer of 42) de Robert Mulligan - 1º Parte.


Por : Juan M.Bullita.(*)

El tema de la adolescencia al cine permitió que aquellos realizadores americanos de sensibilidad exacerbada, como Kazan y Ray, expresaran su universo a plenitud; tanto “Esplendor en la Hierba” como “Rebelde sin causa” provocaban el desencadenamiento de aquellos sentimientos y aspiraciones apasionadas cuya generosa autenticidad sería consecuentemente asumida por el fervor participante de dos grandes creadores cinematográficos. Desde esas dos extraordinarias películas el cine americano ya no evocarà la adolescencia sino como sociología , como periodismo y frecuentemente sòlo como divertimento banal para responder con descaro y cinismo a un mercado juvenil creciente. Y es entonces cuando un realizador como Mulligan , al que no puede acusarse de oportunista , nos ofrece a los 41 años de edad  su mejor película, centrándola en la nostálgica evocación de un adulto por su edad dorada.

Es cierto que la contemplación de Mulligan, con ser profundamente cordial y sentida, no alcanza en ningún momento la originalidad de inspiración de los films ejemplares mencionados, porque, sobre todo, el realizador de “ Summer of 42 evoca “ , es decir, recrea un mundo pèrdido, lo que implica un compromiso diferido , y no intenta participar dinámicamente como Ray y Kazan del universo adolescente mostrado. Mulligan nos habla de algo concluido, y tiene la inteligencia de envolverlo en una atmòsfera encantada y subrayar con delicadeza su carácter de etapa finitqa, irrecuperable; mientras que Ray y Kazan documentaban el nacimiento de un universo, la prometeica lucha por conservarlo frente a la estupidez de los mayores (Rebelde sin causa) o el determinismo del medio ambiente (Esplendor en la hierba) . Ambas eran películas de lucha y militancia , y estaban incorporando aspiraciones que sus autores viviàn en el momento de filmarlas, mientras que Mulligan habla de algo definitivamente pèrdido , tal como lo explicitan las hermosas palabras que cierran el relato:  “ Fue en aquel verano que, juntos , atacamos el guardacostas … y de, un modo muy especial , fue en aquel verano que Hermie dejó de ser Hermie”.

                                     

Los personajes solitarios y empecinados que habitan la filmografìa de Mulligan, inadaptados y personalidades esquizoides, que sin embargo renuncian a una ruptura drástica o  temeraria con el sistema, prefiriendo màs bien el camino de una integración que preserve su vocación de desadaptados , tenìan los rasgos de la timidez y tenacidad que asume Gary Grimes-Hermie con muchas mayor espontaneidad . En efecto, el Steve McQueen de “El Incorregible” (Baby the rain must fall, 1964) , la Natalie Wood de “Intimidades de una adolescente” (Inside Daisey Clover, 1965) , la Sandy Dennis de “Luz de Esperanza” (Up the down staircase, 1966) y el Gregory Peck de “La noche de la emboscada” (The stalking moon, 1968) , son dignos precedentes de este adolescente que busca madurar y crecer por una via singular. Pero, justamente por ser un film sobre adolescentes , Mulligan en “Hubo una vez un verano” sale notablemente favorecido, pues no siendo su fuerte el cine psicológico,propio de adultos conflictivos, acierta aquí a superar esos empantanamientos a que inevitablemente lo conducían la problemática psicológica de sus protagonistas adultos; baste recordar que “Luz de esperanza” describe muy bien los empeños de Sandy Dennis hasta que interviene la codificación de caracteres haciendo casi naufragar al film en una serie de tòpicos .

Mulligan se puede decir, pierde valientemente de vista las costas del realismo pequeño-burguès, punto de partida que lo engancha a sus compañeros y colegas de generación , arribados ,como él, a Hollywood de la TV (1), ensanchando sus sus horizontes, al entregarse concientemente a las aguas profundas de un mundo imaginado; al perder de vista los contornos de tierra firme ( costas narrativo-explicativas y psicologistas en lo que se refiere a sus películas), se abre con facilidad y armonía a una inspiración poética, nunca delirante porque el delirio es ajeno al cine de este realizador , pero si liberada y liberadora. 

                                     


Hubo una vez un verano comienza por acertar en la especialísima recreación de un verano particular en un pequeño pueblo americano a orillas del mar. Allì se reúnen tres amigos a matar el tiempo con las diversiones propias de su edad; pero èsta comienza a empinarse trabajosamente haciéndoles sentir el desajuste entre la armonía inconciente de la niñez que termina y las aspiraciones nuevas  (sexuales entre otras) que la nueva edad trae con urgencia. El amor por un ambiente , que justificaba el placer de un realizador ajeno al western metido entre polvaredas, cañadas, riscos y tormetosos riachuelos de que haica gala Mulligan en su anterior film: La noche de la emboscada, multiplica su eficacia en Summer of 42, al ligarse , seguramente a recuerdos personales, adolescentes , ya que Mulligan tenía 12 años en 1942 , es decir, algo menos de la edad de sus protagonistas en el año en que se sitùa la acción del film.

Y esta firmemente establecido , a través de una extraordinaria fotografía de Robert Surtees (2), de la empalagosa pero adecuada música de Michael Legrand , de la presencia de un relator adulto (voz en off) , del mismo estilo de filmación (travellings y zooms particularmente) , el carácter de “ Sucediò hace 28 años , en el verano del 42 “  que asume la acción. Sobre esta sòlida base ambiental, en un típico film de clima, donde paisaje y estado de ànimo se confunden , Mulligan persigue con acierto el rigor y mantiene las actuaciones de los muchachos sorprendentemente ligadas a una rítmica emocional que pertenece al pasado (3). Lo dice el texto reflexivo final: Todo sucedìa màs lentamente para los que fueron jóvenes en el 42, las cosas tomaban su tiempo . Y Mulligan (Foto izq.)consigue la expresión de este carácter distintivo con un tono de increíble naturalidad, en especial en la secuencia del encuentro erótico en el cine, en aquella otra de la compra de los preservativos  y, en general , en todo el tratamiento que hace para idealizar a Jennifer O`Neil haciéndola coincidir con la mujer deseada por Hermie. 

(*) Revista Hablemos de cine nº 61-62 / Set, oct . , nov., diciembre 1971. 

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