lunes, 3 de septiembre de 2012

Pequeño gran Hombre, de Arthur Penn -1970 - 2º Parte.

Por : Juan M. Bullita.(*)

El tratamiento de este gran abanico de situaciones es diverso. Lo une al òptica del personaje que relata, un hombre que ha vivido a mediagua las aventuras que cuenta, no comprometido radicalmente con ninguno de los grupos con los que ha convivido. Y hay en Pequeño gran hombre, un resumen de aquellos recursos de estilo con los que Penn ha ido enriqueciendo su labor de creador. Asì muchas de las instancias de la acción son tratadas con un humo chirriante , cercano al absurdo y poco feliz  en general . En otras se mantiene la descripción directa e intensa , cubierta de nostalgia y ternura , y en esta línea se consiguen algunas de las anotaciones màs logradas de la película: El mìtico personaje del abuelo (la mejor actuación del film, a cargo de un nativo) , todo lo referente a la vida marital entre los indios, a partir de la experiencia del protagonista central.


En términos generales se puede afirmar que Pequeño gran  hombre, sintetiza la experiencia cinematográfica de Penn. Indudablemente se halla màs cerca de su film inmediato anterior, “Dejennos Vivir” , que de ningún otro. Esto no solò porque , como en aquèl, Penn parezca sinceramente interesado en investigar algunas raíces de la cultura norteamericana , y además haga un elogio ferviente de la figura del padre (en este caso, el viejo indio), sino fundamentalmente porque estratifica estilísticamente su puesta en escena con similares recursos; el tono legendario y el humor critico, el relato en primera persona, el interés por comportamientos grupales primitivos o referidos de algún modo al primitivismo; la comunidad hippie en “Dejennos Vivir” y la tribu india de “Pequeño gran hombre”.

                                

La situación de Penn en el cine americano sigue siendo muy singular. Es un autor de una formación intelectual y cultural refinada, elitista y abierta a la influencia de Europa, que, sin embargo , parece profundamente interesado en las tradiciones culturales y los comportamientos básicos de los norteamericanos ; su constante alusión a la violencia es sintomática en este sentido. Su manera de hacer cine a medida que progresa su filmografìa se complejiza , diversifica sus procedimientos de estilo, no siempre en beneficio de un dominio expresivo cinematográfico , pues Penn parece atomizado por las tendencias diversas de estilo que conviven en sus dos últimos films.

Al hacer cine dentro del marco tradicional Penn afirma una sofisticada postura de marginalidad , donde juegan tendencias opuestas y contradictorias al servicio de una apasionada preocupación por su país. Esta pasión por Amèrica me parece la mejor fuente de alimentación para la progresión valiosa de su cine. Y màs si tenemos en cuenta que este compromiso americano, entre la pasión y la crìtica , sòlo encuentra eco , en la actualidad, casi exclusivamente en los films de sòlo dos autores importantes: Sam Peckinpah y Elia Kazan. Làstima que a Penn le falte esa línea instintiva que  Peckinpah  hereda en línea directa de los grandes clásicos del cine de su país, y ese sentido de la entrega total que abraza la última etapa de la obra de Kazan. 

(*) Revista de cine Hablemos de Cine nº 63-Enero, febrero, marzo 1972. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario