El
tratamiento de este gran abanico de situaciones es diverso. Lo une al òptica del
personaje que relata, un hombre que ha vivido a mediagua las aventuras que
cuenta, no comprometido radicalmente con ninguno de los grupos con los que ha
convivido. Y hay en Pequeño gran hombre, un resumen de aquellos recursos de
estilo con los que Penn ha ido enriqueciendo su labor de creador. Asì muchas de
las instancias de la acción son tratadas con un humo chirriante , cercano al
absurdo y poco feliz en general . En
otras se mantiene la descripción directa e intensa , cubierta de nostalgia y
ternura , y en esta línea se consiguen algunas de las anotaciones màs logradas
de la película: El mìtico personaje del abuelo (la mejor actuación del film, a
cargo de un nativo) , todo lo referente a la vida marital entre los indios, a
partir de la experiencia del protagonista central.
En
términos generales se puede afirmar que Pequeño gran hombre, sintetiza la experiencia cinematográfica
de Penn. Indudablemente se halla màs cerca de su film inmediato anterior, “Dejennos
Vivir” , que de ningún otro. Esto no solò porque , como en aquèl, Penn parezca
sinceramente interesado en investigar algunas raíces de la cultura
norteamericana , y además haga un elogio ferviente de la figura del padre (en
este caso, el viejo indio), sino fundamentalmente porque estratifica estilísticamente
su puesta en escena con similares recursos; el tono legendario y el humor
critico, el relato en primera persona, el interés por comportamientos grupales
primitivos o referidos de algún modo al primitivismo; la comunidad hippie en “Dejennos
Vivir” y la tribu india de “Pequeño gran hombre”.
La
situación de Penn en el cine americano sigue siendo muy singular. Es un autor
de una formación intelectual y cultural refinada, elitista y abierta a la
influencia de Europa, que, sin embargo , parece profundamente interesado en las
tradiciones culturales y los comportamientos básicos de los norteamericanos ;
su constante alusión a la violencia es sintomática en este sentido. Su manera
de hacer cine a medida que progresa su filmografìa se complejiza , diversifica
sus procedimientos de estilo, no siempre en beneficio de un dominio expresivo cinematográfico
, pues Penn parece atomizado por las tendencias diversas de estilo que conviven
en sus dos últimos films.
Al
hacer cine dentro del marco tradicional Penn afirma una sofisticada postura de
marginalidad , donde juegan tendencias opuestas y contradictorias al servicio
de una apasionada preocupación por su país. Esta pasión por Amèrica me parece
la mejor fuente de alimentación para la progresión valiosa de su cine. Y màs si
tenemos en cuenta que este compromiso americano, entre la pasión y la crìtica ,
sòlo encuentra eco , en la actualidad, casi exclusivamente en los films de sòlo
dos autores importantes: Sam Peckinpah y Elia Kazan. Làstima que a Penn le
falte esa línea instintiva que
Peckinpah hereda en línea directa
de los grandes clásicos del cine de su país, y ese sentido de la entrega total
que abraza la última etapa de la obra de Kazan.
(*) Revista de cine Hablemos de Cine nº 63-Enero, febrero, marzo 1972.
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