Cuando la Ministra de Cultura, Susana Baca, nombró a Christian Wiener como Director General de Industrias Culturales y Artes
de ese Ministerio, muchos pensamos que la situación del cine y el
manejo que de éste se había hecho durante los últimos años podrían por
fin cambiar. Quienes creemos que ese cambio es fundamental, abrigábamos
la ilusión de que el flamante Gobierno no olvidaría ese importante
aspecto para el desarrollo de la vida del país en la gran transformación
anunciada. Discurso con el que llegó al poder.
Al inicio de su gestión el Sr. Wiener
(Izq) anunció las líneas matrices que la conducirían: lograr que el Gobierno
Central cumpliera la ley y entregara el presupuesto completo al cine;
dar un porcentaje importante de éste para incentivar el cine regional;
incluir el novísimo concurso de cine alternativo o experimental. Se
propuso, y esto entusiasmó incluso a los que piensan que cualquier
cambio es un intento de infamar sus trayectorias, sacar una nueva Ley de
Cine que asegurara la provisión de dinero para la producción, la
exhibición en igualdad de condiciones de las películas peruanas con las
extranjeras, la recuperación de la Cinemateca, la difusión del lenguaje
cinematográfico desde la escuela, el apoyo a talleres de formación
cinematográfica descentralizados así como a los eventos cinematográficos
de difusión de nuestro cine, entre otras cosas. Se propuso un manejo
abierto, transparente e imparcial de los concursos, en donde todos
tuvieran la misma oportunidad, y la comunidad cinematográfica no viviera
dividida entre los que se llaman a sí mismos "cineastas de verdad"
(agrupados en la APCP) y el resto.
Esto terminó con el entusiasmo de algunos. No podía ser de otra manera puesto que si
un grupo piensa que solo él tiene la capacidad y la potestad de decidir
quiénes son los verdaderos cineastas, que los recursos se destinen a
autores que son mirados por encima del hombro, no puede sino parecerle
un despilfarro de dinero que debería ser reservado al desarrollo y
realización de proyectos de los cineastas de verdad, verbigracia, a sus
propios proyectos. En este sentido la inclusión pasa por la autoridad de
poder decidir quiénes merecen ser incluidos.
Es decir, se había decidido por parte de
un grupo de cineastas cuál es la forma válida de hacer cine en el Perú
y, sobre todo, cuál no puede ser. Pronto se dio la sorpresa de que algunos
de los jurados sorteados para decidir los concursos eran desconocidos
para la afortunada agremiación que se había beneficiado con ellos
durante años.
Esto causó, sobre todo, fastidio. Y comentarios como: "¿Y a ese quién lo conoce?"
no se hicieron esperar en la red de parte de las a sí mismas
consideradas vacas sagradas del cine peruano. Ni por un instante
pensaron que la representatividad de la comunidad cinematográfica se
ampliaba, haciéndose, por fin, verdaderamente inclusiva. Sobre todo
considerando que sus propios candidatos seguían participando en la
configuración de los jurados. Por supuesto, esos desconocidos resultaban
ser ampliamente conocidos por el otro sector del cine peruano, que
hasta la fecha no había sido tomado en cuenta.
Los comentarios tildando a Wiener de radical
proliferaron. Poco después se comprobó la radicalidad del nuevo
Director General de Industrias Culturales y Artes. Fue a propósito del
maltrato que las exhibidoras propinaron a la película "Las Malas
Intenciones" de la directora Rosario García-Montero, práctica
habitual durante la gestión de su antecesora del ex CONACINE, Rosa María
Oliart. El Ministerio emitió un firme comunicado llamando al orden a
las exhibidoras, apoyándose en la Ley vigente. En la reunión del Consejo
Consultivo del Ministerio de Cultura, uno de los más iracundos críticos
a Rosario García-Montero fue el representante de los Productores, Ricardo Velásquez (Izq), consejero vía la lista de la APCP.
¿Y quién es Chicho Durant?(Izq). Un
cineasta conocido por realizaciones consideradas por buena parte de la
crítica como las peores películas peruanas de todos los tiempos.
Más tarde el director Francisco Lombardi
no ganó ninguno de los varios premios de desarrollo de proyectos, que
cayeron en cineastas desconocidos por la APCP. Esto, al interior de
dicho gremio, fue considerado como una afrenta personal e hizo sonar
todas las alarmas: Christian Wiener no solo era un hombre radical, sino
peligroso.
La Sra. Goldenberg (Izq) solicitó un documento de la Dirección de Industrias Culturales que declaraba que su trabajo "Siguiendo a Kina" había culminado el rodaje, para ser presentado al fondo IBERMEDIA y así recabar el dinero al que se había hecho acreedora. IBERMEDIA, tal como corresponde, le giró el monto comprometido. Pero frente al DIC sostenía que su película estaba por hacerse y que por tanto estaba habilitada para participar del concurso de proyectos, pese a que las Bases indicaban que no debía de haberse empezado a filmar. Solo cabe una de dos posibilidades: o su proyecto estaba rodado y no podía presentarse al concurso del DIC, o no lo estaba, en cuyo caso habría mentido a IBERMEDIA. Lo cierto es que envió una carta a uno de los jurados, en medio del proceso y en plenas deliberaciones, demandando que no se tomara ninguna decisión en el concurso hasta que su caso fuera "resuelto". Pero, ¿por qué pensaba que había algo que resolver?
Esto motivó una carta de la presidenta del jurado, Marta Andreu (Izq), informando de la situación a la Directora de Industrias Culturales.
La Sra. Goldenberg, según parece, amenaza
con querellar a Christian Wiener y a Carmen Rosa Vargas por impedirle
participar en un concurso cuyas normas le impedían participar (y, según
me dicen, a aquel que se atreva a hacer un comentario al respecto).
Quién sabe extrañe recientes épocas de ensueño: el documentalista Javier Corcuera
pasó por una situación similar: también solicitó y obtuvo una carta de
la oficina correspondiente que informara a IBERMEDIA que su premiado
trabajo "Sonidos profundos" ya había sido rodado, y luego de esto se
presentó al concurso nacional de documentales. Al igual que Goldenberg,
estaba prohibido según las Bases de participar. Pero, claro, eran los
buenos viejos tiempos.
"4.3. El ejercicio de los altos cargos es incompatible también con las actividades privadas siguientes:
4.3.1. Respecto de las empresas e
instituciones privadas comprendidas en el ámbito específico de su
función pública o encargo específico, sobre las cuales la entidad tenga
competencia funcional directa o que tramiten causas ante la entidad,
durante el tiempo en que se ejerce el cargo:
4.3.1.1. Prestar servicios por sí o mediante terceros a éstas bajo cualquier modalidad.
La incompatibilidad se extiende hasta un año posterior al cese o a la culminación de la función o encargo." Como se ve, en este caso la Sra. Oliart (Izq) no
se habría limitado a la inconducta de permitir al mencionado cineasta
participar en un concurso al que no tenía derecho. Lamentablemente no es el único caso. Hace varias semanas el crítico de cine Gabriel Quispe
provocó sobre sí una avalancha de adjetivos por el horrible pecado de
denunciar que en las películas "Cuchillos en el Cielo" de Alberto
"Chicho" Durant y "Casadentro" de Joanna Lombardi, también aparecía la mencionada ex funcionaria como directora de sonido.
No hay que saber más que sumar y restar para darse cuenta de que estaba impedida por Ley a realizar ese trabajo. ¿A qué se debe que en vez de investigar la denuncia se opte por alaridos descalificando al que denuncia?
A esto se suma una carta privada firmada
por Alberto Durant que, al margen del trámite regular, intentaba influir
sobre Christian Wiener y Carmen Rosa Vargas,(Izq: Gabriel Quispe) para que se retirara a una
jurado de un concurso en que él participaba. Además se permitía
proponer que los jurados se escogieran a dedo, tal cual ocurría en buena
parte de la gestión al frente del CONACINE de su directora de sonido
Rosa María Oliart, época en la que no pasaba por la amargura de ser
derrotado en los concursos por desconocidos por la APCP. Christian
Wiener y Carmen Rosa Vargas, tal como corresponde, apoyaron a la
jurado.
¿El Sr. Ministro hizo lo mismo? Es una
pregunta relevante, si tenemos en cuenta que al Sr. Wiener se le pidió
la renuncia luego de que el cineasta (increíble, otra vez en el
escenario) Alberto "Chicho" Durant presentara al Ministro Peirano una carta lamentándose por el cese del funcionario Emilio Moscoso,(Izq: Joanna Lombardi),
involucrado en una investigación por su aparente responsabilidad en la
resolución de contratos con cineastas que no habrían cumplido con rendir
las cuentas respectivas frente al CONACINE.
¿Qué va a hacer el Sr. Ministro? Pues ya
comenzó a hacerlo: despedir a Wiener, acosar a Carmen Rosa Vargas hasta
que renuncie o sino despedirla él mismo, hacer dormir el sueño eterno a
la investigación a Emilio Moscoso (Izq ,ubicado al centro con lentes) e impedir la investigación a Rosa
María Oliart. Luego de eso, lo de siempre, los jurados volverán a ser
representativos de solo una forma de entender el cine, la de su amigo
Chicho Durant y Cía; se hará lo posible por nombrarlos a dedo y se
tacharán jurados que no sean aprobados por los "cineastas de verdad." Se
pondrá como excusa la falta de recursos para no traer jurados
extranjeros. Cineastas amigos, impedidos por las Bases de participar en
algún concurso participarán aunque para ello haya que redactar Bases ad hoc. Los contratos de resolución se harán sin prestar atención al buen manejo del dinero público, etc.
"Cuando la Ministra de Cultura, Susana
Baca, nombró a Christian Wiener como Director de Industrias Culturales y
Artes de ese Ministerio, muchos pensamos que la situación del cine y el
manejo que de éste se había hecho durante los últimos años podrían por
fin cambiar."
Pero lamentablemente Susana Baca fue reemplazada por Don Luis Peirano Falconí, así que nada va a cambiar.
(*) lacinefilianoespatriota.blogspot.com-22-noviembre-2012.
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